martes, 4 de septiembre de 2007

Olvido

Los ancianos miraban a través de la ventana algo que yo no sabía qué era, miraban con nostalgia esperando algo: a sus hijos, nietos, una enfermera, un vaso de agua, una aguja, un aparato que midiera los pulsos o, simplemente, el tono de la muerte. Yo no sé si mi bisabuela esperaba algo, sólo sé que el olvido se había llevado todos sus recuerdos paulatinamente, olvidando primero dónde dejaba las cosas, luego a sus vecinos, a sus nietos, a sus hijos, se le olvido como levantarse, como caminar, como hablar y, posiblemente, se había olvidado de sí. Sólo en algunos momentos ella fijaba sus ojos en algo que no podíamos ver, en algo que seguramente iba más allá de nuestra comprensión, quizás un recuerdo fugaz o una fotografía de su vida, tal vez una visión de su madre, como aquellas veces que oí que la llamaba.

Un anciano en aquél hospital discutía con un paramédico porque quería hacer su cama. Mientras lo miraba me preguntaba cuantás veces yo peleé con mi madre por que no quería hacer mi propia cama y, ironías de la vida, me vi pidiendo en mi vejez esas mismas sábanas para no sentirme inútil.

Tomé las manos de mi bisabuela mientras su pulso se apagaba. Supe que iba a morir esa noche.

2 comentarios:

Carlos Vasquez Rios dijo...

Que buena forma de expresarte amigo, Dios es un artista y en ti sin dudas puso algo de el.

Un abrazo,

Te puse en mis favoritos.

Anónimo dijo...

Hola!!,

Escribes genial...pronto tendremos que pagar por leerte...pero lo hare con gusto...!!!

Que manera de transmitir emociones...

Cariños Rox'.